El cuarzo es un mineral compuesto por dióxido de silicio (SiO2) y es el mineral más abundante de la corteza terrestre después de los feldespatos. Es el componente de las rocas magmáticas y metamórficas ricas en ácido silícico.

Suele encontrarse en grietas y filones hidrotermales y su estructura cristalina es trigonal, formando pirámides en sus extremos. Los cristales de cuarzo pueden encontrarse aislados en doble punta o en agrupaciones formando drusas o geodas.

Drusa de cuarzo sin limpiar

Drusas de cuarzo sin limpiar

La variedad incolora del cuarzo cristalizado se la llama cristal de roca, y cuando presenta un color más blanco se le llama cuarzo lechoso. El cuarzo también puede aparecer con inclusiones de otros minerales, así como con cavidades con gases y líquidos. Los cristales de cuarzo que presentan marcas de su crecimiento con inclusiones internas y paralelas a su forma exterior se les llaman cuarzo fantasma (phantom).

Cuarzo Fantasma

Cuarzo ahumado

Drusa de cuarzo limpia

Gracias a sus propiedades y su gran resistencia mecánica y química, el cuarzo tiene diferentes usos aplicados en la industria del vidrio, la cerámica, la construcción, la metalurgia, la electrotecnia, la óptica y la piedra fina.

Sus propiedades piezoeléctricas permiten la fabricación de transductores (micrófonos, altavoces, relojes de cuarzo).

El comportamiento resonante es usado en sistemas electrónicos (relojes, ordenadores).

La termoluminiscencia es usada en investigación y datación arqueológica.

También es usado en terapias vibracionales, electroterapia o acupuntura.

Entre las variedades más conocidas del cuarzo podemos citar: la amatista, la aventurina, el cuarzo verde, el cuarzo azul, el cuarzo citrino, el cuarzo ahumado, el cuarzo rosa, el cuarzo hematoide o rojo, la calcedonia o ágata, el ojo de tigre, el ojo de halcón y el xilópalo.